lunes, 29 de octubre de 2012

NO NOS RESPETAN


“Recorte”. Después de “crisis” es nuestra palabra preferida, nuestro ademán recursivo. Ambos términos son una especie de mantra depresivo del que no podemos salir, quizá por indolencia o como arma de protección para no desesperar. Recortes que se derivan de la crisis, o que son necesarios para salir de ella y que poco a poco, con sigilo, parecen estar dirigidos a cambiar los modelos socioeconómicos existentes, en busca de nuevas formas, nuevos beneficios. Podas en la Educación, en la Sanidad, en los servicios sociales…, destinadas a que el tronco principal de nuestro árbol social crezca sano y fuerte. Dicen.

Aprovechando esta vorágine también se están cercenando los presupuestos destinados a la actividad cultural. Lo vemos a diario porque vivimos de ésto, pero a nadie parece importarle. Y en estos recortes se trasluce una falta de respeto hacia aquellos profesionales que nos dedicamos a ella. Es lo que pienso pues veo que cuando se recorta en sanidad se hace a base de ampliar horas de trabajo de los profesionales o aumentar guardias, reducir servicios o derivar costes al paciente, reducir instalaciones, instalar el repago... Si es en educación se toman medidas similares, como aumentar las horas del profesorado o la ratio de alumnos, eliminar centros o becas, subir las tasas, etc.

En cultura se hace todo lo anterior, adaptándolo a una realidad propia siempre vulgarizada. Se amplían las horas de los trabajadores y se les “modula” el sueldo, se reducen servicios o actividades, se eliminan programas, centros o instalaciones, se aumentan tasas y precios a la vez que desaparecen las subvenciones, etc. Hasta ahí todo es lo mismo y, posiblemente, razonable; al menos tiene lógica. Pero solo hasta ahí. Porque en cultura, además, no se pide que el trabajo se haga más barato, sino que se haga gratis, y porque en cultura se tiende a desalojar a los trabajadores existentes para contratar a otros menos cualificados, lo cual se pretende hacer pasar por sostenibilidad o por acción de fomento de los emprendedores (que en Neolengua significa empresario). Y también estamos rozando la tentación de abusar de becarios y voluntarios. Parece difícil de creer pero ¿acaso cambian a los profesores por becarios, a los médicos por voluntarios, o hacen las carreteras ingenieros en prácticas? Cuando veo estas dinámicas tengo la tentación de proponer a los políticos que dejen su puesto para que lo ocupe un voluntario o un becario. En aras del ahorro, por supuesto.

Naturalmente me estoy refiriendo a la actividad cultural creada, organizada o gestionada por las administraciones públicas. Y a ambos lados de tan amplio y diverso asunto, ya sea como instigadores y/o como gestores finales, todos nos hemos tenido que enfrentar, en el ejercicio del trabajo cultural, a ideas preconcebidas que resultan muy negativas para nuestra labor y para el resultado final de las programaciones. Esta banalización de nuestras profesiones la explica excelentemente Gerardo Neugovsen en este post.

respeto

Esas ideas se patentizan perfectamente en esa expresión tan recurrente de ¡Al fin y al cabo de cultura sabemos todos! Yo la he oído en boca de altos, altísimos, cargos. Evidentemente de cultura sabemos todos; es nuestra, nosotros la heredamos, transformamos y transmitimos, y no queremos sustraernos a participar en la labor común de construirla y compartirla. Pero, claro, ellos se refieren a otra cosa; lo que quieren institucionalizar es la idea de que cualquier persona que haya sido usuaria, creadora o consumidora de actos culturales, al menos una vez, ha desarrollado capacidades para gestionar cualquier ámbito de la misma. Este criterio universaliza y vulgariza de manera perversa a la gestión cultural pues es difícil encontrar a alguien que no lea, pinte o escriba, filme o fotografíe, escuche música, baile, vaya al cine, al teatro o al circo, visite museos y exposiciones o consulte un archivo, entre otras actividades posibles.

Siempre he pensado que los dirigentes en las organizaciones públicas deben tener formación técnica relacionada con el ramo en el que ejerzan, y si entendemos que para otros sectores esto es válido, tanto o más debe serlo en otros ámbitos de la Administración. Claro que contra esto hay criterios y opiniones diversas y siempre hay alguien que se encarga de apuntar la existencia de grandes gestores con capacidad de organizar y dirigir excelentes equipos de trabajo, independientemente del ámbito en el que desarrollan su gestión. Para mí este tipo de personas no existe y la leyenda de su existencia deriva, por ejemplo, de mitos como el de SuperLópez, aquel ingeniero español que se convirtió, por mor del márketing, en el modelo español de gestión. La leyenda del supergestor, en definitiva, es otra trampa de los mediocres y de los que culebrean entre el poder político para acumular puestos directivos y margen de decisión, y creo que está relacionada con el desprecio político al funcionario, con el deseo de los partidos de manipular la Administración. 

Y como de cultura sabíamos todos hemos seguido un modelo basado, con demasiada frecuencia, en imitaciones y en soluciones fáciles. Esto significa que un criterio habitual de trabajo en el mundo de la cultura haya sido la sublimación del “que inventen ellos”, de modo que lo que le funciona al vecino a nosotros también nos funcionará. Y esta manera de actuar se ha visto favorecida por una escasez de análisis crítico por parte de los profesionales (ya sea por indolencia, ya sea por interés, ya sea por incapacidad para encontrar canales de expresión) y parece ser nulo por parte de lo usuarios. Al final ha primado el interés político por encima de otros principios -que todos conocemos o deberíamos conocer y reclamar-, y se han creado infraestructuras y soluciones sin viabilidad técnica, excesivamente condicionadas por lo impactante y lo fácilmente explotable como producto electoralista. Por este motivo los supergestores se han venido arrojando en brazos de quienes podían proporcionar de manera “limpia” y rápida la actividad cultural; eso sí a costa de no disponer de techos de gasto, con tramitaciones a menudo opacas, y con una irracionalidad nunca sostenible.

Por eso denuncio la escasez de profesionales entre los cuadros directivos que gestionan la cultura en las administraciones públicas y manifiesto que esto sucede porque quienes los eligen no nos respetan. En los momentos que corren estoy convencido de que ha llegado la hora de los técnicos y de los profesionales, pues solamente nuestro trabajo y nuestra formación técnica pueden conseguir que la cultura salga del abismo en el que se encuentra. Demandemos respeto para nuestra labor y para la de nuestros colegas en su carácter de gestores culturales profesionales, fomentemos el debate sobre la gestión profesional de la cultura a través de múltiples canales, que los hay, y digamos a las administraciones que sabemos lo que están haciendo y que no lo vamos a permitir por más tiempo.

lunes, 22 de octubre de 2012

DEL RECORTE A LA CENSURA


El otro día fui objeto de censura. Algo de lo que oí hablar mucho de niño y que creía propio de épocas pretéritas. Últimamente se oye hablar mucho de recortes pero pensaba, ingenuamente, que se referían a otra cosa. ¿Y qué sentí? Indignación, naturalmente, y mucha pesadumbre. No tanto por la mutilación en sí que, sinceramente, no es algo que me haya sorprendido, sino porque se hizo sin consulta previa. Por la alevosía en definitiva.

Últimamente he colaborado con una revista cultural digital que pretende vitalizar el “consumo cultural” en Castilla y León a través de recomendaciones que hacen profesionales de la cultura, aunque no se descarta la participación de otras personas interesadas; por el momento al menos. En el número de septiembre-octubre de 2012 quise recomendar una lectura bien conocida, la trilogía mosquetera de Dumas, porque este verano tuve el antojo de volverla a leer y porque me pareció que podría ser interesante rescatarla del olvido.

En mi relato la idea era explicar que la literatura de siglos pasados es tan entretenida e interesante como algunas novelas actuales de éxito que tienen ambientaciones similares. Asimismo pretendía lanzar un mensaje alegre ante la crisis y animar a la gente para que lea, (aun sabiendo en mi fuero interno que entre crisis, recortes e ivas la gente trata de encontrar la literatura reciente en las bibliotecas públicas. Que para eso están por otra parte).

Pues bien, todo este propósito se vio cercenado en tosca manera por la eliminación de una breve frase de mi texto. Así, sin avisar, sin preguntar, sin darme la oportunidad de que pudiera corregir, matizar, modular, o incluso retirar el texto. Considero que era mi derecho y mi decisión, pero parece ser que las prisas y ciertas cautelas innombrables decidieron por mí. Si me cambiaron hasta el título.

No me extenderé en la cuestión. Lo más fácil es que leas a continuación mi texto, donde he destacado en rojo la frase eliminada para que juzgues por tí mismo. Si tienes deseo morboso puedes ver al tullido en este enlace.

HERRETES

¿Sabes quiénes son Planchet, Grimaud, Mosquetón y Bazin? Si no lo tienes claro seguramente te suenen más sus amos los mosqueteros D'Artagnan, Athos, Porthos y Aramis, e incluso puede que tengas recuerdo de un asunto con unos herretes, una reina, un duque y un cardenal, si bien es cierto que esa no fue su única aventura.

Pertenezco a una generación donde no había televisión durante las mañanas veraniegas, así que algunos dedicábamos ese tiempo a leer con avidez todo lo que caía en nuestras manos. Tampoco teníamos tantas bibliotecas públicas como ahora, pero yo tuve la suerte de disponer de un buen número de libros de la Enciclopedia Pulga, una colección de Ediciones G.P. que mi padre tuvo el buen tino de iniciar y en la que abundaban los clásicos de aventuras. Así que ya tenía bastante trillados a Salgari o Verne cuando cayó en mis manos la trilogía que Alejandro Dumas escribió en 1844. Los tres mosqueteros, Veinte años después y El Vizconde de Bragelonne fueron los libros que señalaron mi infancia con mayor hondura, y son muescas imprescindibles en el marcapáginas de cualquier lector que se precie.

Sé que estamos en crisis y que las bibliotecas no renuevan su fondo bibliográfico en la medida que todos desearíamos, pero no te preocupes si en la biblioteca no han adquirido la última de Alatriste. Acabo de tener el gusto estival de releer estas novelas y te las recomiendo porque en ellas encontrarás, igual que Aramis, “buenos padrinos para un duelo, amigos a toda prueba para un asunto grave y compañeros alegres para una broma”.



viernes, 8 de junio de 2012

AR&PA y #ARPAmuseos


Nunca había participado en una feria desde la posición del expositor. Es interesante e incluso divertido. Creo que he visitado las 8 ediciones celebradas de AR&PA, y esta ha sido la primera vez que lo he hecho desde el otro lado del mostrador. Hasta ahora mis valoraciones sobre esta feria quedaban en el entorno real, físico, pero en el tiempo transcurrido desde la edición anterior mis observaciones han adquirido una dimensión de red social; una perspectiva virtual.

Y esta nueva magnitud requiere “compartir”. Ésta es una palabra generosa en su misma grafía, además de un concepto bello y mágico, que no se desgasta por muchos vaivenes y ataques que le lance la mediocridad. Y esa generosidad me ha provocado un afán de compartir que me ha sido sugerido por personas valiosas, ya sea de manera directa como @prviva o @sabope, o de manera indirecta como Soraya, de @Canalpatrimonio, y que he decidido concretar en este post.

Empezaremos por una breve composición de lugar. AR&PA comenzó en 1998 como un proyecto ferial y congresual de la Diputación de Valladolid que planteaba proporcionar un punto de encuentro para empresas, profesionales, investigadores y ciudadanos en el ámbito de la restauración. Desde el principio pareció tener éxito de convocatoria pues comenzó con buenas cifras tanto de visitantes como de expositores, para más tarde ganar un importante auge a partir de la entrada de la Junta de Castilla y León, como colaboradora en 2002 y como organizadora única desde poco después. Os muestro un gráfico, de elaboración propia, hecho a partir de los enlaces que vienen al final del post, para que os hagáis idea de la evolución numérica. 

Evolución expositores y visitantes en AR&PA

No he podido encontrar, ni creo que existan, datos relativos al volumen de negocio generado por estas ediciones de las ferias, si bien es cierto que en 2010 el punto de interés de congreso internacional que se celebra de forma paralela se centraba en la “Economía del Patrimonio Cultural”. Un congreso en el que todos los asistentes no paraban de mencionar los 100 mil millones de euros que genera la rehabilitación histórica en Europa, o el dato de que la participación de la cultura en la economía española alcanzaba un 10% del PIB, según lo expuesto por el Informe “Innovación en el sector del Patrimonio Histórico” (2010), elaborado por la Fundación COTEC para la Innovación Tecnológica. 

No tengo porqué dudar de esas cifras. Es más, considero que estos informes son muy valiosos para determinar la manera en que la cultura genera desarrollo económico y son, en estos tiempos excesivamente tangibles, el mejor argumento para que los políticos aprecien el trabajo que hacemos los profesionales de la cultura. Con lo que no me conformo es con la mera repetición de cifras de talante periodístico que se limitan a la mera mención del número de visitantes o expositores en la feria, pues considero que vulgarizan la información sobre el sector y le restan valor ante el ciudadano. Y me preocupa más porque las administraciones acaban cayendo en la trampa de la desidia y la opacidad, de la falta de responsabilidad, y acaban proporcionando únicamente un tipo de información meramente cuantitativa, carente de análisis y limitada a la anécdota. En definitiva, y a la vista del gráfico anterior, lo único que me queda claro es que a medida que suben los expositores bajan los visitantes. Y ésto solamente me indica que tanto profesionales como ciudadanos han ido perdiendo interés por visitar la Bienal, en contraposición al número de empresas cuya presencia parece aumentar. Y tampoco parece que el interés por el congreso haya crecido, pues las fuentes hablan de 1000 congresistas en 2002, frente a los 460 de 2008, o los 260 de la presente edición. No figura en el gráfico pero se puede comprobar en los enlaces.

¿Esto quiere decir que AR&PA está muriendo? No necesariamente. Si el número de expositores crece, aumentan las posibilidades de realizar contactos, de conocer nuevas tecnologías, de iniciar relaciones, etc. Además en los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo por abrir la feria al ciudadano con los programas “AR&PA en Familia” o “Abierto por AR&PA”, de los que tampoco encuentro cifras por cierto. No obstante, creo que las cifras, así presentadas, son huecas y que debemos exigir análisis más profundos y objetivos, debemos demandar transparencia y responsabilidad y, a partir de ellas, ofrecer colaboración y participación. A mí me interesa, por ejemplo, que se encueste a los expositores y que señalen su valoración sobre la feria y los contactos o negocios que han concretado. Me interesa también que las familias expliquen qué talleres les gustaron, por qué, y qué cambiarían o quitarían. Me gustaría saber cuál es la inversión de la Junta de Castilla y León en AR&PA y la relación proporcional que existe entre aquella y el número de asistentes, o saber cuánto supone el negocio realizado (pero todo bien auditado, no quiero una estimación sin respaldo documental). También sería interesante hacer un seguimiento post feria para analizar qué expositores mantienen su presencia, cuáles desaparecen y los motivos de ambas decisiones. Quiero conocer la procedencia de los visitantes, sus perfiles profesionales, sus motivos para acudir y la forma en que conocen la existencia de la convocatoria ferial, y también si la comparten en redes sociales.

 ¿Estas valoraciones se hacen? No lo sé, pero lo dudo. En cualquier caso opino que, de hacerse, deberían ser de conocimiento público. En fin, creo que hay múltiples maneras de estimar el valor real de la feria AR&PA en términos económicos, sociales o científicos; solamente hay que reflexionar y destinar recursos a interpretar si la inversión realizada produce todos los beneficios posibles, así como los factores de corrección o mejora.


Y tras este “repaso histórico” de la Bienal AR&PA me gustaría abordar mis impresiones personales sobre la última edición, aunque con cierta sazón desde mi punto de vista profesional. Desde luego que asistir a una feria en calidad de expositor es una experiencia que recomiendo. Participar en la preparación del stand y en las actividades, la logística, la asistencia para los días previos a la inauguración, los problemas que surgen y cómo se resuelven, el trato con los visitantes, la relación con otros colaboradores o expositores, y el cierre final..., todo ello ha sido una actividad que ha mejorado mi capacitación y que me ha satisfecho como persona y como técnico. Además la convivencia ha sido excelente y hemos tenido una experiencia que se sale de lo habitual, que escapa de la pesadumbre cotidiana.

Tengo una visión de las primeras ediciones de AR&PA como interesantes eventos donde cultivar relaciones y estar al día de la labor de instituciones y empresas. Casi como ahora, pero con una gran diferencia pues hace años el tamaño de los stands era muchísimo mayor (aunque los expositores eran menos, como hemos visto). En aquellos momentos pasear la feria era como “estar en la calle”, y ello suponía aglomeraciones, atascos y parones pues los 3 ó 4 pabellones que había no eran suficientes para albergarnos a todos. Era común tener que esperar para contemplar un stand, o atorar la entrada a uno de ellos porque algún grupete de conocidos se encontraba a la puerta. Es cierto, los arqueólogos, conservadores, restauradores, etc., íbamos “a encontrarnos” y a contarnos sobre nuestras vidas y trabajos, y eso configuraba una AR&PA esencialmente de convivencia. Aunque sobre todo lo era para los que tenían la suerte de estar invitados a los stands de las empresas constructoras pues, ni qué decir tiene, que en todos ellos había una trastienda donde trasegar comida y bebida en grandes cantidades (¡claro que los restauradores hacían negocio!, perdonad el mal chiste). Eran tiempos de burbuja ¿de champán?

Pero en los últimos años las burbujas perdieron fuerza y con ello perdió fuerza también AR&PA. Ir ahora es como “estar en la plaza”, porque los stands han reducido su tamaño, y espaciado su disposición, hasta crear grandes áreas sin contenido en los dos pabellones con los que ahora se cuenta. El problema es que no son plazas en el sentido de ágoras donde compartir y relacionarse, sino que lo son en el sentido de descampados que te ves obligado a cruzar para llegar a otro destino en una ciudad a medio hacer; no sé si en crecimiento o en despoblamiento. ¿Qué supone ésto? Pues que a veces ni llegues o que pases deprisa. Ni siquiera acampas.

Contra este factor de abandono que, a mi juicio se ha producido en las dos ó tres últimas ediciones, hay que reconocer que los organizadores han reaccionado de manera ágil. Han creado varios programas y contenidos que dinamizan, mejoran o implementan la Bienal y los van corrigiendo a medida que pasan las convocatorias. Uno de ellos es “AR&PA en familia” una excelente forma de incorporar al ciudadano a la labor de conservación y difusión del patrimonio cultural, por la vía de la enseñanza y la implicación y a través del factor de atracción que ejercen los niños. Creo que es una iniciativa excelente que puede crecer y mejorar, sin duda, gracias a una gestión más dinámica de las reservas y mediante la apertura de los talleres no solamente a niños, sino también a adultos y a otros colectivos diversos, y tras una reflexión profunda sobre el objetivo de los talleres porque ¿qué estamos proporcionando? ¿Un entretenimiento puntual para los niños, un reclamo para talleres en otros espacios, o un elemento de sensibilización sobre el aprecio, custodia y difusión del patrimonio cultural? ¿Nos lo hemos planteado? ¡Deberíamos!

Junto a este programa se ha creado “Abierto por AR&PA”, una manera de extender la visita hasta los museos, los grandes olvidados en ediciones anteriores. Naturalmente que ha habido presencia a de centros museísticos, pero siempre me ha dado la impresión de que la feria solamente encontraba su reflejo e interlocución en las grandes rehabilitaciones arquitectónicas, en las restauraciones impactantes de bienes culturales y en la aplastante presencia institucional pública y privada. En esta ocasión ha habido presencia destacada, con su propio stand, de los museos de Castilla y León y ello entiendo que traerá beneficio a los centros en el futuro. Por de pronto si has guardado tu entrada mira esto.

No obstante, esta presencia de museos se decidió recientemente, por lo que no se contaba con la ventaja de poder pensar en un stand y en las actividades a desarrollar, con una antelación de dos años. Este condicionante y la dinámica de presencia en redes sociales en la que estamos trabajando en el Servicio de Museos fueron los motivos por los que decidimos utilizar Twitter y la etiqueta #ARPAmuseos (especialmente creada para el evento) como elemento para compartir, difundir, interactuar, dialogar, opinar y dinamizar. Una vez allí y de manera sobrevenida, todo hay que decirlo, se ofreció la posibilidad de que los visitantes se hicieran fotos con un photocall improvisado e incluso tuvimos la presencia de ánimo de pasear el “corpóreo” por los pabellones y recibimos la sorpresa de que casi todo el mundo estaba dispuesto a posar. Los resultados los podeis ver en este tablón de Pinterest y en él podreis apreciar el éxito de la iniciativa. Para acabar con ésto un consejo: si alguna vez pensáis en hacer lo mismo que nosotros poned a más de una persona a manejar las redes sociales pues una sola persona no da abasto, sobre todo cuando hay que atender a tantos buenos amigos como visitan el stand, o si hay que disfrutar con maravillosas desvirtualizaciones como las de @RodrigoBurgos_, @sabope, @angelvilla2, @luzrasante, @amape26... Lo que quiere decir que si no os atendimos de manera adecuada es porque en ese momento nos debíamos a los followers.


Tiene razón @sabope en su post sobre la escasa difusión de la feria, tanto en internet como en la ciudad. Realmente hay mucho margen de mejora, por ejemplo en la mayor difusión del Portal de AR&PA o en la participación de la feria vía redes sociales. En descargo de esto último debo decir que la existencia de cuentas en redes sociales de la Junta de Castilla y León es un asunto incipiente, pero confío en que cambiará de manera radical para la próxima edición. De hecho yo personalmente he inoculado el virus Twitter en varios compañeros de la organización de AR&PA y me consta que alguno ya se ha contagiado. Actualmente la única cuenta con sentido patrimonial es @museoscastyleon y su propósito solamente toca tangencialmente los intereses que se requieren para el patrimonio cultural. En nuestro caso estamos más cerca de las instituciones museísticas, de sus actividades o del cumplimiento de sus funciones, y la conservación de las colecciones es sólo una de ellas.

Esta escasa difusión es posible que sea una de las razones para el descenso de visitantes, pero en las conversaciones que puede mantener se aportaban algunas más. Naturalmente la crisis es el argumento recurrente y principal, pero el cambio de fechas parece haber tenido una repercusión importante. En otras ocasiones la feria se celebraba en noviembre y en ésta, por razones que desconozco, se ha cambiado al mes de mayo y el resultado es que haya habido que competir con el buen tiempo, con el deporte escolar, con la celebración del Festival de Teatro y Artes de Calle, y hasta con bodas y comuniones. Un dato sí puedo dar: el último día, casi al final de la tarde nos visitó un antiguo compañero quien había comprado entrada, la cual nos mostró. La entrada, numerada, era la 565. Ahí lo dejo.

Como contrapartida a la escasez de público AR&PA ha ido creciendo en el ámbito de la colaboración y difusión científica. En los últimos años se ha potenciado el congreso internacional con gran éxito, pero lo verdaderamente interesante son las Jornadas Técnicas. De este modo, repartidos por la feria, se sitúan pequeños auditorios o salas donde se producen encuentros de profesionales, debates sobre experiencias y presentación de proyectos. En uno de ellos @Canalpatrimonio nos hizo enrojecer hasta la raíz del cabellos por sus halagos al trabajo de @museoscastyleon, y viniendo de ellos creo que podemos estar orgullosos. En fin, creo que estas microconferencias son una de las innovaciones más relevantes y uno de los elementos a potenciar, pues puede aprovecharse mucho los recursos de las TIC como el uso del streaming, inexistente en esta ocasión; aunque seguramente su falta no se deba a poca previsión sino a otros motivos coyunturales.  

Al acabar AR&PA envié el tuit que veis. Estos pocos caracteres (no más de 140) resumen la vivencia personal experimentada y en la que hay halago y crítica. La diatriba se dirige a ciertas actitudes que ví en AR&PA; quien quiera darse por aludido que lo haga. Algunos ni se darán cuenta, o no harán aprecio que al fin y al cabo es la mejor manera de desprecio. Viene todo a colación de stands abandonados, descuidados, atendidos a medias, viene a cuento de ese tipo de soberbia que se nutre de la oportunidad, de la moda, del ventajismo. La soberbia de la cigarra. Por eso digo en mi tuit que agradezco poco a las instituciones, aunque debería haber dicho que agradecía a pocas instituciones. Y luego los cargos, ¡ay!, la mayor parte de los cargos. Ya conocemos a los cargos, con lo que está todo dicho.

Así que para finalizar quiero señalar lo mejor de toda la Bienal AR&PA. ¿Os imagináis qué? Las personas, claro. Como siempre este tipo de eventos fructifica gracias a esfuerzos individuales, generosos y desinteresados, gracias a que mucha gente desborda humanidad y a un afán personalizado de compartir. Mi participación en el evento es una pequeña parte del total, una simple pieza de puzzle que sólo tiene sentido cuando se inserta en un lugar determinado. Por eso tengo que agradecer su trabajo a varios de mis compañeros del Servicio de Museos pues hacen que el mío resulte más fácil (sobre todo a @AliciaVillarP que sacó el stand adelante y tiró de nosotros a cada momento), a las maravillosas azafatas que tuvimos la suerte de conocer (Emma y Carmen), a los vecinos de stand (@MuseoEscultura y @PatioHerreriano sobre todo), a los responsables de los DEAC de los Museos de Ávila, Zamora y fundamentalmente Valladolid (@SilviaAvila5), y a todo el personal de la Dirección General de Patrimonio Cultural que estaba siempre donde hacía falta. Siempre que se celebra AR&PA muchos de ellos trabajan de más y desinteresadamente, cada uno sabiendo lo que debe hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo. Son admirables.

Emma y Carmen

Y por último una reflexión. La actual situación económica que nos lleva a ajustar el gasto al máximo, que provoca que los stands hayan eliminado prácticamente el personal de atención, que el tradicional folleto haya desaparecido en favor de los códigos QR, que los materiales se reaprovechen o que se usen materiales reciclados..., ¿no nos estará llevando a otro modelo de feria? ¿Estamos ante una transición hacia nuevos patrones? ¿Existirá en el futuro una participación diferente? ¿Una feria virtual?



Para saber sobre distintas ediciones de AR&PA, las que he podido encontrar, podéis mirar en

2002   2004   2006   2008   2010   2012

Gracias por visitarnos

viernes, 18 de mayo de 2012

EL CLUB DE LA MASILLA


A los políticos les gustan mucho las cifras, sobre todo si pueden malearlas. A mí me recuerdan (los políticos) un libro que leí en su momento “Los muchachos de la calle Pál”; una de esas joyas, en este caso de la literatura juvenil, por las que el tiempo no pasa. En la historia, una serie de muchachos crean lo que llaman “El Club de la Masilla” entre cuyas funciones principales se encuentra la de masticar una bola de masilla. Como muchos no lo habréis leído, rescato para vosotros un extracto del libro:

[…] — Toda esta masilla la han juntado los asociados, dijo, y el comité me encargó que la custodiara. Antes, la guardaba Kolnay porque era el tesorero, pero se le secaba porque no la masticaba.
— ¿Pero es que hay que masticarla?
Sí señor, porque sino se endurece y ya no se puede amasar. Yo la mastico todos los días.
— ¿Y por qué te toca masticarla a ti?
— Los estatutos del Club de la Masilla dicen que el presidente del club está obligado a masticar la masilla por lo menos una vez al día, para que no se endurezca... 

Y esto mismo hacen (los políticos) con las cifras. Las mastican, las amasan, las moldean, se las pasan unos a otros con la encomienda de masticarlas, y todo con el objetivo de que no se sequen ni se endurezcan. Porque si eso pasa, las cifras se quedan simplemente en números. Y si se observan descarnadas no impresionan, no generan mensajes ambiguos, no sirven a sus propósitos. No hay nada más inútil que unas cifras desnudas. 

Cuando vemos publicadas cifras sobre consumo cultural, y en concreto sobre asistencia a museos, nos vemos obligados a soportar el aplastante peso del guar(r)ismo, sin que se haya hecho ningún examen objetivo sobre las mismas. Y esto último, el aceptar las cifras según nos las dan, es tanta culpa de quien las ha regurgitado como de los polluelos que nos las comemos sin mirar. De ahí que ellos (los políticos) hagan guar(r)erías con las cifras.

Ellos (los políticos) no mastican masilla por ignorancia, insolvencia o desinterés, que también, sino porque la medida de sus actos es cuatro años, y por tanto su espectro de visión se reduce mucho. Así que es habitual ver noticias que rezan “el museo de la palangana ha tenido XXX mil visitantes desde su apertura hace 3 años” o “el museo de la palangana alcanzó XXX mil visitantes durante el último año y medio”, o lo que es mejor “el museo de la palangana es el museo de palanganas más visitado de la nación/región/ciudad” (como si hubiera más de uno, claro). Todas estas expresiones muchas veces pretenden camuflar que ese museo en concreto ha perdido visitantes de un año para otro, o que no ha alcanzado las expectativas deseadas, o simplemente se usan para adornar como un trofeo la gestión que han realizado; o lo que es peor, como recurso informativo para un período vacacional o para lucir palmito en fechas señaladas como el Día Internacional del Museo.


Esto no tendría mayor importancia si no fuera porque ellos mismos (los políticos) asocian las cifras de visitantes con el ejercicio presupuestario correspondiente, y no las asocian con la calidad de la visita (perfectamente mensurable), ni con el servicio público que se presta, ni con el valor cultural que se genera. Si les preguntas dirán que son indicadores del número de ciudadanos a los que se ha atendido; pero no les creas pues ellos (los políticos) albergan el íntimo y lúbrico afán de que las cifras sean votos.

Éstos (los políticos) están contentos porque “las cifras cantan” y “avalan su gestión”, porque nadie les ha preguntado a la cara cuál es la proporción, en euros, entre el número de visitantes y la inversión realizada, porque nadie distingue entre visitantes y visitas (salvo cuatro raros), porque han predicado que cada visitante deja muchos euros de media en su localidad y todos el mundo lo ha aceptado sin comprobarlo, porque las entradas gratuitas no se auditan y pueden escamotearse tacos completos de entradas, porque cuentan a los visitantes dos y tres veces sin que nadie se dé cuenta, porque entre los visitantes se coló algún inmigrante o colectivo desfavorecido y engrosa el programa social, porque a veces entran escolares a los museos y cuentan para el programa educativo...

La pervivencia de estos modelos de comportamiento seguramente esté favorecida por la falta de transparencia sobre las instituciones museísticas, pero no solamente por esta carencia, sino porque la tutela de los centros museísticos ha heredado formas de actuar que probablemente eran adecuadas hace cuarenta años. Sin embargo en la actualidad debemos renovarlas y dar al museo la dimensión social que se demanda a diario en la Red, y debemos ser los profesionales quienes recojamos ese mensaje y lo defendamos en todo nuestro trabajo diario.

Yo estoy dispuesto y te invito a hacer lo mismo bajo la inspiración de estas palabras de G. H. Rivière (1975) que, a pesar de los años transcurridos, siguen vigentes:

“El éxito de un museo no se mide con el número de visitantes que recibe, sino en el número de visitantes a los que enseña algo. Tampoco se mide con el número de objetos que exhibe, sino con el número de objetos que han podido ser percibidos por los visitantes dentro de su entorno. No se mide tampoco en su extensión, sino en la cantidad de espacio que el público habrá podido recorrer razonablemente para obtener un provecho real. 

Esto es lo que es un museo. Si no, no es más que un matadero cultural”.

martes, 15 de mayo de 2012

NOSOTROS Y LOS MUSEOS 18 *


Cuando YO era pequeño mayo era siempre el mes de las flores y de María. Siempre ha sido mi mes preferido porque tuvo la fortuna de verme nacer y de hacerme Tauro, y porque en mayo también me han pasado otras cosas, civiles y militares, pero que ahora no vienen al caso.

Con los años descubrí que en ese mes también se homenajeaba a otros sujetos tan importantes como las madres o las flores. A algunos de ELLOS los descubrí por revelación, como el Día del Trabajo, y a otros los conocí por ósmosis y convicción, como el Día Internacional del Museo.

El Día Internacional del Museo es un sarao que nos hemos inventado los museólogos para que VOSOTROS, los esforzados visitantes del museo, vengáis a visitarnos en condiciones favorables y disfrutéis de actividades excepcionales en un breve espacio de tiempo. Viene a ser un abrazo simbólico entre la institución y los usuarios, y tan bien ha resultado que con el tiempo hemos extendido el día a toda la semana en torno al 18 de mayo, que fue la fecha elegida en 1977 por el Consejo Internacional de Museos para concretar el evento.

A los profesionales de los museos nos gustaría que TÚ vengas a vernos durante esa semana. Nos da igual a qué museo vayas, no somos antojadizos. Sabemos que vas cuando puedes, cuando te apetece, cuando te llevan, porque toca, de casualidad, nunca, frecuentemente y con frecuencia, en compañía o a solas…, pero en esa semana tenemos un particular interés. Durante esos días sentiremos más satisfacción por trabajar en el museo, porque sabremos que vas a visitarlo por NOSOTROS, porque aprecias nuestro trabajo y porque hemos conseguido hacerte comprender que ÉL no está hecho solamente de edificios y bellas carcasas, sino de contenidos que construimos entre todos.

Una última cosa. Anualmente elegimos un lema para configurar el Día Internacional del Museo en torno a las actividades propuestas. El lema para 2012 es “Museos en un mundo cambiante. Nuevos retos, nuevas inspiraciones”. Así que  te propongo un reto: Castilla y León tiene más de 350 museos. ¿Cuántos conoces?


*Colaboración originalmente publicada en "la flor de la canela" Boletín Cultural de Castilla y León, nº 3, mayo 2012.

martes, 8 de mayo de 2012

#takeasmile :) y reparte


Al Museo del Libro Fadrique de Basilea le debo una visita, porque hace tiempo que estoy interesado en verlo, y le debo un post en este blog, pero no éste que ahora lees sino otro que tengo a medio escribir desde hace tiempo. El problema es que no quiero rematarlo hasta que no haga la visita, y ésta se demora. En fin, un lío que debo resolver a no tardar mucho. Todo se andará.

Lo que tengo claro es que el día que lo visite, lo primero que encontraré al cruzar el umbral de su puerta será una sonrisa, y que cuando me vaya seré yo el que la lleve puesta. Y no lo digo porque acaban de empezar una de las iniciativas que más ilusión profesional me ha generado en los últimos años, sino porque se vislumbra un trasfondo de alegría en todo lo que hacen. Se trata de alegría por el trabajo bien hecho, por transmitir conocimiento, por sumar museos (como a ellos les gusta decir), por situar a su museo, y a la ciudad de Burgos, en un lugar destacado de la vitrina cultural de nuestro país, por poder decir con orgullo “me gusta mi trabajo, y me gusta gracias a ti”.

Todos llevamos varios años soportando una pesadumbre continua. En casa, en el trabajo, en el supermercado, durante los trayectos, incluso durante nuestro tiempo de ocio. Es una sombra de preocupación, de angustia, de ira, de desánimo…; me sobran los adjetivos, como a cualquiera. Y desde un pequeño museo, en una pequeña ciudad, de un país pequeño, ha surgido una miríada de sonrisas fabricadas, una por una, con esfuerzo, ilusión y cariño. Ya no temo a la crisis, tengo argumentos para combatirla.



El Museo de Libro está, no lo dudes, entre los modelos museísticos que todos deberíamos seguir; al menos en lo que en el trato al visitante se refiere. Supongo que hay otros museos que están a su altura, o por encima, o por debajo, pero éste se caracteriza porque todas las personas que trabajan en él procuran, y están consiguiendo, que el Museo del Libro sea parte importante de nuestras vidas; aunque no lo hayamos visitado todavía.

Y eso tiene mucho mérito.

miércoles, 25 de abril de 2012

NERÓN Y SÉNECA (de Eduardo Barrón)*

Acostumbrados a celebrar conmemoraciones que abarcan varios siglos a veces se nos olvidan las recapitulaciones que, no por más breves en tiempo, son esenciales para el bien entender de la historia y la creación artística en nuestro ámbito más cercano.

Lo anterior viene al paso de la reciente instalación, en el Museo de Zamora, del grupo escultórico "Nerón y Séneca”, obra del zamorano Eduardo Barrón de cuya desaparición se celebra este año el centenario. Merece la pena señalar que esta obra fue medalla de oro en escultura de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1904; unos eventos bienales que venían a ser, en el siglo XIX, lo que las subvenciones a artistas son en nuestros tiempos.

Foto Museo de Zamora

La llegada al museo de esta obra es fruto de la perseverancia de los responsables del centro, y de la generosidad del Museo del Prado, en un importante esfuerzo para completar y enriquecer el conjunto de obras del mismo autor que ya se custodian en el Museo de Zamora, y que son el resultado de repetidas donaciones de sus herederos

Poder contemplar una figura de esta calidad, en un ambiente tan afortunadamente elegido para su instalación, me sosiega el espíritu y me provoca la añoranza de un mundo más joven, más inocente, en el que los educandos se libraban de sus molestos profesores incitándoles a una auto-inmolación. Quizá ahora te bloqueen en Facebook, que es más moderno, más tecnológico y más social media.


*Colaboración originalmente publicada en "la flor de la canela" Boletín Cultural de Castilla y León, nº 1, marzo 2012.

lunes, 16 de abril de 2012

CASA DEL SOL, UNA NUEVA SEDE DEL MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA*


¿Piensan que voy a pedirles que visiten la nueva exposición del Museo Nacional de Escultura? Pues no. Bueno, sí, pero no… En fin, ¿cómo no iba a hacerlo? Lo que realmente quiero es recomendarles que vean el cortometraje “El museo durmiente”, de los realizadores Oscar Clemente y Alfonso Sanz. Y quiero emplazarles para que lean “Museo de Reproducciones”, de Ramón Gómez de la Serna. De este modo, la visita a la Casa del Sol será, a la vez, excusa y motivo para disfrutar de una revelación cultural plena.

El corto es fácil de hallar pues la misma exhibición lo facilita. Contemplarlo, en un cordial habitáculo a la entrada, es “imprescindible” para entender el proceso de creación de un museo, cuyo significado es tan sólido como inconsistente fue su sede. El museo, tras tantos años viviendo a escondidas, ha puesto casa, y ha sido en Valladolid, en un espacio a la espera de inquilino.

Sin embargo leer el texto de Gómez de la Serna parecerá labor más espinosa. Pero insistan. Búsquenlo en las bibliotecas públicas, búsquenlo en librerías de viejo, pídanselo a un amigo o búsquenlo en Internet, pero léanlo. Antes o después de visitar la exposición, da igual, aunque será bueno hacerlo tanto antes como más tarde, o frecuentemente si me permiten el consejo.

Así tendrán oportunidad de honrar a todas las Musas, tanto a las clásicas como a las modernas, a golpe de imagen, letra y paseo. Y no me digan, de modo esquivo, que sólo es un museo de copias pues ¿acaso muchas obras de bronce no lo fueron antes de yeso?

Acérquense al templo y piensen, como Gómez de la Serna, si «no seremos nosotros seres de un Museo de Reproducciones que se pasean». Ténganlo en cuenta, quédense quietos, y quizá alguna se despiste y les hable al oído. No son de piedra y tienen siglos de historias con las que entretenerle.


*Colaboración originalmente publicada en "la flor de la canela" Boletín Cultural de Castilla y León, nº 2, abril 2012.


sábado, 14 de abril de 2012

SEÑORES QUE INAUGURAN BLOGS

Hola.

Me ha costado más de seis meses decidirme pero aquí está el blog. Era ya una necesidad. Tenía cosas en la cabeza, muchas, y había que contarlas. Creo que la mejor manera es ésta. Si a alguien le interesa estupendo, y si no es así no importa; ahí quedará.

Antes de empezar a escribir entradas como un poseso, para luego, quizá, dejarlo abandonado y con escasas actualizaciones, como me imagino que os pasará a todos, quiero explicar un par de cosas. El por qué del título y sobre qué voy a escribir.Quien se haya fijado en el avatar que uso habrá comprobado que me atrae el Augusto de Prima Porta. La considero una maravillosa síntesis, una deliciosa metáfora de la Roma antigua; de su gobierno, de su desarrollo militar, de su gusto estético... Y me parece, por sí misma, un afortunado compendio del final de la República y del Principado, uno de mis períodos históricos preferidos.

A la hora de elegir título al blog quería adoptar una frase sencilla, y que contuviera un significado para mí y para el propio blog. Naturalmente si el título es llamativo mucho mejor, así que recordé el nombre que recibía la villa de Livia en la que fue encontrada la estatua de Augusto. En definitiva “Ad gallinas albas”, nombre por el cual era conocida la villa en la antigüedad, ha sido elegido por su relación con una obra de arte que admiro y por el significado de la leyenda que inspiró la denominación del lugar. ¡Qué mejor augurio, para un blog que empieza, que un futuro profuso de posts y de triunfos...! Vengan gallinas y laureles por todas partes (mientras las gallinas no se coman el laurel y se envenenen todo irá bien).

¿Y sobre qué voy a escribir? Pues hablaré un poco de todo (las pestañas os darán pistas). No obstante, sé un par de cosas sobre museos y fundamentalmente de museos de Castilla y León, así que la mayor parte de las cosas que diga se referirán a ellos. Escribiré sobre qué me parecen, y sobre qué opino de ellos, trataré de darlos a conocer, analizaré lo que me parecen defectos y virtudes, trataré de sus actividades, intentaré compararlos con otros y diré cosas que me interesa decir y que nadie más parece tener interés en decir.

Claro que no quiero ponerlo yo todo. En definitiva espero que uno o dos de vosotros comente las entradas de cuando en vez, y así poder contrastar lo que diga. Que ante el vicio de opinar está la virtud de contestar y matizar la opinión. Si de esto saco un par de conceptos beneficiosos mucho mejor, que no vamos a llegar a ninguna parte sin debatir y dialogar. Y si además sois gente de otras comunidades y lugares mucho mejor, que sé que por ahí se hacen cosas, y muy buenas.Salud... (que hoy es 14 de abril).

Y si un día me levanto de humor y os cuelgo un vídeo u os cuento la historia de mi vida, pues no tenéis más que dar a la barra espaciadora en el Google Reader y pasáis a la siguiente suscripción.

Adelante. Estáis en vuestra casa. No hace falta que os diga más.